Reorientación de las economías nacionales
Nosotros, paisanos de Países Bajos, Flandes, y de Europa, llamamos a una re-orientación radical de nuestras economías. Este llamado es motivado por la urgencia cada vez más creciente de tocar temas globales como el cambio climático, el agotamiento de recursos, la persistencia de una pobreza generalizada y una desigualdad global en
aumento. La urgencia de estos temas nos obliga discutir una transición necesaria de todas las economías pudientes, incluyendo las de Bélgica, Países Bajos y Europa. Independientemente de lo sustancial que sea la reorientación o quiebre de tendencia que planteamos, ello no provocará una disminución en el bienestar humano. Al contrario, nos protegerá de problemas futuros aún más grandes, como riesgos de salud, degradación medioambiental, una brecha aún más grande de la pobreza global, y conflictos armados y movimientos de refugiados. Por suerte, un cambio de orientación es actualmente todavía posible.
Obsesión por crecimiento económico
El 10 de enero de 2008, sostuvimos en la Universidad de Tilburg una conferencia donde debatimos un posible cambio hacia una economía más sustentable basada en la solidaridad. Durante esta conferencia, examinamos críticamente la obsesión común por crecimiento económico y, entre otras cosas, propusimos otros indicadores que el Producto Interno Bruto (PIB) para el desarrollo económico. En esta conferencia holandés-belga, llevada en un día de trabajo normal, nos dimos cita más de 300 personas de todos los rincones de la sociedad: activistas alterglobalización, empresarios, economistas, representantes de la Unión Europea, políticos, expertos medioambientales, granjeros, investigadores y catedráticos de diversas profesiones, así como trabajadores sociales y de salud.
Cambio fundamental
Todos los participantes estuvimos de acuerdo en la necesidad urgente de dar un giro radical en el rumbo de la economía. En un debate entre panelistas, varios políticos, representantes sindicales y empresarios pusimos el nivel de urgencia de esta reorientación a 9, en una escala de 1 (sin urgencia) a 10 (lo más urgente). Pensamos incluso que era aceptable una reducción de ingreso nacional como éste está medido ahora. Al respecto, observamos oportunamente que la prosperidad no tendría que disminuir, al contrario.
Altímetros
En la conferencia expresamos un amplio apoyo – especialmente de los economistas presentes – a la demanda de que herramientas de dirección y medición alternativas al PIB son necesarias para llevar adelante los cambios necesarios. Este indicador tradicional es un ‘velocímetro’ de la economía, que sólo indica la rapidez con que estamos ganando dinero, independiente de la cuestión si este crecimiento está generando productos y servicios útiles o si está causando daño a las personas y el ambiente. Lo qué más bien necesitamos son indicadores de altura (altímetros) que indican lo lejos que estamos de una economía sustentable basada en la solidaridad. Por ejemplo, si usáramos la Huella Ecológica como una vara de medición, veríamos que para una economía sustentable, el uso de materiales, espacio y energías fósiles en nuestros países tendría que ser reducido en aproximadamente dos terceras partes. Además, esta reducción tendría que ser llevada adelante dentro de un previsible lapso de tiempo, por ejemplo diez años, si queremos evitar que dentro de 30 a 40 años dos planetas Tierra sean necesarios para mantener nuestro nivel de prosperidad material.
Instrumentos alternativos de medición
Una parte de nuestra verdad pertinente es también el hecho de que ahora ya tenemos acceso a instrumentos alternativos de medición que, a pesar de sus limitaciones, han demostrado ser valiosos. Aparte de la ya mencionada Huella Ecológica, hay el índice Ingreso Nacional Sustentable (SNI) y el Indice para Bienestar Económico Sustentable (ISEW). Hay también índices que indican bienestar y felicidad de la gente. La conferencia llegó a la conclusión que no es necesariamente deseable apuntar hacia la formulación de un solo indicador que abarca todos los aspectos del bienestar humano. Incluso podría ser ventajoso que varios indicadores existan simultáneamente complementándose entre sí para medir la distancia hasta una verdadera sustentabilidad y solidaridad.
Bienestar en el Sur
Estuvimos de acuerdo en general en que para que sea garantizado el sustento de los billones de gente empobrecida, el bienestar debe crecer en las economías del Sur. Esto implica también un aumento inevitable en el uso de materiales y energía. Al mismo tiempo, estuvimos de acuerdo en que las economías en el Norte tengan que ser reducidas en sentido material, es decir respecto al uso de materiales, espacio y combustibles fósiles, pero que esto no debe implicar una baja en el nivel de bienestar. Es necesaria una significante redistribución.
Una visión común para el futuro
Es una necesidad urgente tener una visión común para el futuro – comparable en su poder visionario al sueño de Martin Luther King – que podría formar la base de e inspirar la estrategia común de reestructurar las existentes economías ya pudientes del Norte. Una reforma substancial o cambio de la sociedad es posible, como, por ejemplo, ha mostrado el compromiso de la sociedad y política norteamericana para el New Deal, o la reforma de la economía del Reino Unido al inicio de la Segunda Guerra Mundial. Un llamado que es ampliamente apoyado por la sociedad civil y positivamente formulado es necesario para crear entusiasmo social por más sustentabilidad y solidaridad. Esto no debe ser un cuento poco realista de prosperidad, afirmando que ‘crecimiento y tecnología resolverá todo’. Pero tampoco debe proyectar escenarios fatalistas que invitan a un retorno a los años treinta. En la respuesta a la pregunta que se sabe hacer si hay espacio para crecimiento, la respuesta sólo puede ser: ‘Sí, pero sólo dentro del marco de más sustentabilidad, más solidaridad, más alta calidad de vida y por lo tanto también más felicidad humana en el Norte y Sur.’
Puntos centrales
En un sentido más práctico, parecía haber una gran unanimidad sobre los primeros pasos necesarios. Este creciente consenso puede ser resumido en los siguientes temas principales:
a)socio-cultural:
la sociedad en su conjunto debe ser preparada – por vía de los medios de comunicación, la política, y la educación – para el hecho de que terminó el crecimiento ininterrumpido del consumo material per cápita y el constante crecimiento de inversión física.
b)estructural:
para lograr la disminución necesaria de la explotación de recursos por empresas y hogares, será inevitable una restricción de los ingresos del personal y las ganancias de las empresas. Los recursos financieros creados de esta manera se usarán principalmente para:
fortalecer las inversiones en la protección del medio ambiente y para economizar recursos humanos y naturales;
reorganización global de la prosperidad, y así también el desarrollo y mantenimiento del “capital” social y ecológico de la sociedad;
recorte de inversiones y modelos de producción y consumo no sustentables.
Al mismo tiempo, se va a crear espacio para más tiempo libre y para más posibilidades de empleo que apunten a desarrollar y mantener una producción y consumo sustentable basados en la solidaridad, así como asistencia (médica) y desarrollo cultural.
c)institucional:
necesitamos un consejo permanente que apunta hacia sustentabilidad y solidaridad y que involucra a los más importantes actores sociales y de la sociedad civil (preferentemente según el modelo belga/flamenca). Este consejo posiblemente pueda ser iniciado desde dentro un amplio movimiento social y pueda acompañar los cambios económicas y si necesario también dirigirlos.
d)reducción de ingresos:
por medio de consultas y si necesario por medio de regulación, se debe fijar un límite superior de ingresos netos.
e)impuestos:
el sistema de impuestos se reformará para beneficiar recursos energéticos sustentables y protección del medio ambiente. Formas de producción dañinas para la gente y el medio ambiente y alto consumo de energía serán altamente gravados, el trabajo menos. Esta reforma impositiva estimulará la sociedad de invertir más en tecnología que es social y medioambientalmente adecuado, y a su vez crear más trabajo.
f)regulación de productos:
los gobiernos desarrollarán normas exhaustivas de productos que no sólo consideran los aspectos de salud sino también el uso de recursos humanos y naturales, con el objetivo de potenciar la eficacia al máximo.
Urgimos un cambio radical de nuestras economías, un cambio que – en un período relativamente corto – influirá substancialmente en el alcance y la forma de nuestros sistemas productivas y comerciales, y en la generación de riqueza y modelos de consumo. Este cambio sólo es posible si está apoyado por una amplia unidad de fuerzas sociales. Invitamos a todos, en particular a los partidos políticos, sindicatos, negocios, entidades de educación y movimientos sociales, tomar parte de esta unidad y asumir la responsabilidad por la transición hacia una economía verdaderamente sustentable basada en solidaridad.
Tilburg/Brussel, Marzo 2008
Los que tomamos la iniciativa:
Bob Goudzwaard, profesor emérito de la Universidad de Amsterdam (VU)
Leida Rijnhout, coordinadora de la Plataforma de Desarrollo Sostenible de Flandes, VODO
Lou Keune, investigador de la Universidad de Tilburg, la red Vóór de Verandering
Jan Juffermans, De Kleine Aarde
Esther Somers, teólogo, miembro anterior de De Derde Kamer
Christiaan Hogenhuis, Oikos
Bart de Boer, economista medioambiental
Kees Hudig, Globalinfo
Marjolein van de Water, portavoz de XminY Solidariteitsfonds
Rob Gort, empresario, miembro anterior de De Derde Kamer
Peter van Vliet, director de iNSnet
La “Declaración” es disponible como .pdf download
Su apoyo es bienvenido y la puede firmar en la pagina siguiente (“send”)
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